Durante los años ’70, Italia se ha rápidamente convertido desde país tradicionalmente emigrante a país de inmigración, pero la atención publica y administrativa a este nuevo fenómeno fue escasa por un periodo bastante prolongado. Las principales reacciones al fuerte flujo de inmigración, mayoritariamente ilegal, fueron cuatro amnistías (1982, 1986, 1990 y 1995) y unas reglamentaciones legislativas que pero resultaron escasamente eficaces.
Solo en el 1998 se dictó la primera ley orgánica en materia de migraciones, fundada sobre tres componentes claves:
- programación anual de los ingresos por razones de trabajo
- lucha contra las inmigraciones clandestinas
- integración de los inmigrados legalmente presentes por medio de un “recorrido de ciudadanía”
Estos principios fueron parcialmente retomados en la siguiente ley, aprobada por el gobierno de derecha en el 2002 y aún en vigor, que pero endureció considerablemente las condiciones de entrada y estancia en el país a los inmigrantes ilegales, tanto que en el 2004 el Tribunal la declaró parcialmente inconstitucional.
En continuación se sintetiza como son actualmente gestionados los flujos inmigratorios por motivos de trabajo:
Determinacion de los flujos de ingreso
Cada año un decreto del Presidente del Consejo de Ministros fija la cantidad de inmigrantes admitidos por motivos de trabajo subordinado y estacional. Las cuotas son repartidas por nacionalidad de origen de los migrantes y región italiana de destinación. Por presentar instancia de ingreso, los extranjeros deben disponer de un “contrato de permanencia” (prácticamente un verdadero contracto de trabajo) ya firmado con el futuro dador de trabajo italiano, lo cual debe garantizar, además del empleo, la disponibilidad de una vivienda adecuada, y empeñarse a pagar los gastos de repatriación en caso de necesidad. Entonces, el encuentro entre demanda y oferta de trabajo debe realizarse fuera del territorio italiano y antes del ingreso del extranjero. De hecho, hasta ahora el mecanismo se ha demostrado escasamente eficaz, sea por estas complicaciones burocráticas que obstaculizan el encuentro demanda/oferta, sea por la evidente insuficiencia de las cuotas admitidas en respecto a las reales exigencias del mercado del trabajo y a las presiones migratorias (en el 2006, con las cuotas fijadas a 175.000, fueron presentadas 480.000 instancias). Como resultado hay siempre elevados números de extranjeros que atentan entrar el país ilegalmente.
Lucha a las inmigraciones clandestinas
La intensificación de las medidas para frenar la llegada masiva de inmigrantes se ha convertido en un tema prioritario para el Gobierno italiano.
El sistema de las cuotas sobre citado es utilizado también como instrumento para forzar los Estados de proveniencia de los mayores flujos migratorios, a colaborar en el contrasto a la inmigración clandestina. Son asignadas en vía preferencial cuotas reservadas a los trabajadores de los países que suscriben acuerdos de readmisión de los clandestinos interceptados y cooperan activamente por prevenir la emigración hacia Italia; igualmente son perjudicadas las cuotas por los países que no demuestran adecuada colaboración. Parte de la opinión publica critica tales presiones, ejercitadas sobre países en los cuales puede ser difícil averiguar la democraticidad de las medidas adoptadas para respectar los compromisos tomados en materia de migraciones con Italia.
Los extranjeros sorprendidos en el territorio italiano sin papeles regulares, cuando no sea posible realizar inmediatamente la identificación y expulsión, pueden ser retenidos, por un periodo máximo de 60 días, cerca de un Centro de Permanencia Temporal (CPT). Estas medidas son bastante contestadas porque, por un lado privan de libertad, aunque temporáneamente, individuos que solo han cometido una infracción administrativa (por lo tanto no punible por ley con la detención), por el otro porque la cabida de las estructuras de “acogida” existentes es abundantemente inferior al numero de inmigrados allá encerrados ( por ejemplo, la media de presencias en el CPT de Lampedusa en Sicilia, de abril a septiembre oscila entre las 340 y las 400, con picos de hasta 1000, para una capacidad teóricamente limitada a 186 personas.)
Recorrido de ciudadanía por los inmigrados legalmente presentes en el territorio italiano.
La ley prevé diferentes etapas para obtener el permiso ilimitado de residir en el país:
- Permiso de permanencia: puede durar 9, 12 o 24 meses, dependientemente si el contracto de trabajo del inmigrado es estacional, a tempo determinado o indeterminado. Puede ser renovado si permanecen las condiciones por las cuales fue expedido. Si el inmigrante se queda sin trabajo durante el plazo de su permiso, deberá abandonar el país.
- Carta de permanencia: El extranjero regularmente residente en el territorio del Estado italiano de por lo menos seis años ininterrumpidos, titular de un permiso de permanencia por un motivo que consiente un numero indeterminado de renuevos, el cual demuestre de tener un rédito suficiente para el sustentamiento propio y de los familiares, puede solicitar al jefe de la policía la carta de permanencia, para sí mismo, para el conjugue y para los hijos menores. La carta de permanencia es a tiempo indeterminado.
- Naturalización: puede ser solicitada después de al menos 10 años de residencia regular. La nacionalidad por naturalización es concedida por Decreto del Presidente de la República, consultando al Consejo de Estado, después de una propuesta del Ministro del Interior.